LA CYCA
Tanto vaivén me tiene molesta, fue sacarme del invernadero y ya Pablo me estaba cortando algunas puntas, ¿por qué no me dejará tranquila?, me ha rodeado de una cinta transparente que no me deja respirar bien y ahora me quita la luz dentro de esta caja de cartón, no estoy sola porque me acompañan algunas hermanas más, pero detesto tanto movimiento.
Dentro del camión vamos apretujadas, y nos colocan en una
cinta, otra vez los vaivenes, ahora con mucho ruido, me llevan dentro de un
avión con destino a Bélgica, tan lejos… si en el invernadero Magaliflor en
Candelaria estoy bien, me cuida Pablo, me da agua, y abono y no me deja criar
cochinilla. Pero se ve, que estoy bonita por eso me exportan junto a otras
especies a Europa. Son los años ochenta, y Tenerife destaca por enviar planta
viva de las más hermosas al viejo continente.
Después de tantos tumbos, me van a colocar en la recepción
de la Comunidad Económica europea en Bruselas, estoy muy a gusto aquí, hay unas
cristaleras enormes que me bañan de luz, unos operarios que me ponen bonita y
muchos sacando fotografías a la nueva decoración un tanto exótica del nuevo
edificio. Soy la Cyca más esbelta de todas.
Han pasado los años, estoy bien hermosa, grande, lustrosa,
mis pequeñas púas están intactas no me las cortan y hoy he tenido una grata
visita, la hija de Pablo mi cuidador de chica, me ha venido a ver, junto a un
número importante de mujeres, organiza una visita a este edificio, pero ella no
sabe que yo la conozco, pero sí, la recuerdo con su pelo largo y carita
redonda, está hecha una mujer, y me saca fotografías como tantos visitantes.
Este texto nace del taller: Escribir en tiempos virulentos. Está dedicado a mi padre, que junto a sus compañeros contribuyeron a una actividad dura, como fue la agricultura de planta viva, que eran en su mayoría exportadas a Europa.
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